sábado, 23 de octubre de 2010

FORMACIÓN DE USUARIOS-ESTUDIO DE USUARIOS.

“un proceso permanente que reúne, organiza, coordina y controla los procesos, productos y servicios de información de una institución para responder de forma congruente con las circunstancias y necesidades de información de los usuarios” (Garmendia, 2003). La clave entonces, se encuentra determinada por las necesidades de información del usuario que se ven afectadas por factores internos y externos a éstos y, que orientan su comportamiento informativo. Es él quien marca la pauta del modelo institucional orientado al cliente. La gestión de la información deberá contemplar estudios de usuarios para determinar esos factores y definir las estrategias a seguir para brindar la información requerida. Bajo este esquema la gestión de la información necesita del diagnóstico de la situación actual permitiendo el redescubrimiento del usuario para ubicarlo de acuerdo con sus conocimientos y hábitos en el uso de la información. Dicho diagnóstico identificará la pertinencia o no de realizar programas de alfabetización en información así como determinar a quienes se dirigirán dichos programas, el por qué y para qué requiere esa persona tal preparación. También orientará el cómo, cuándo y dónde se realizarán los programas de forma que se conviertan en aprendizajes significativos para todos los usuarios. De esta manera, se están cubriendo diversos aspectos que engloban una visión amplia de la situación que se tiene, el cómo funciona, el cómo se pretende que funcione, así como los resultados esperados. Este estudio es permanente ya que mejorar los procesos depende en mucho de observar los cambios y dar respuesta a ellos traduciéndolos en oportunidades. El gestor de la información se ocupará de analizar los aspectos planteados y estructurar propuestas integrales que brinden al usuario la oportunidad de desarrollar estrategias que orienten la formulación clara de sus necesidades reales de información, así como la instrucción requerida para el uso de fuentes y servicios disponibles. Finalmente incluirá la capacitación del cliente para hacer más eficiente la presentación de la información con conciencia del valor social de ésta y aprovechando la motivación y conocimientos que tenga sobre el tema.
La gestión confiere gran valor a la organización y uso estratégico de la información a través del aprendizaje organizacional. Esto significa que el gestor debe estar en la capacidad de percibir, interpretar, convertir y procesar información significativa para escoger entre las alternativas y formular una guía de acción. Este profesional es multidisciplinario y especializado, conocedor del entorno y comprometido con la organización. Una organización inteligente lleva a cabo la planificación estratégica de las actividades a realizar con el personal y con el usuario. Mercadea sus servicios y productos para dar a conocer lo que ofrece la institución. Esto, cuidando siempre la calidad al dar valor agregado a dichos servicios y productos y empoderando la unidad de información dentro de la organización por medio de proyectos creativos, proactivos e innovadores.
En el entorno planteado, la cultura de aprendizaje, los hábitos de investigación y la cultura informacional compromete a enterarse sobre la organización, la competencia, las nuevas tecnologías, los clientes y todo el entorno. Esto genera un proceso valioso en el cual se aprovechan los conocimientos de cada miembro de la unidad ya que ellos crean la información al desempeñarse en sus labores diarias y al exteriorizar sus experiencias dan valor agregado a los procesos, productos y servicios.

Los aportes de dos autoras: una de ellas es la Lic. en Bibliotecología y Ciencias de la Información Lovania Garmendia Bonilla, quien es autora del artículo: “La alfabetización informacional como estímulo investigativo: Una estrategia en la gestión de la información y el conocimiento”, publicado en la Revista electrónica Biblios.
En él, la autora toma como concepto central la idea de la alfabetización informacional, es decir, “el todo del ciclo de la información que va desde la búsqueda de datos, pasando por el uso de la información y finalizando con la generación y distribución de conocimientos”.
En un contexto como el actual en el que hay sobreabundancia de datos y donde los soportes de la información son variados, se requiere cada vez más que los sujetos cuenten con estrategias adecuadas para la selección y manejo de la información. Así por ejemplo, para estudiantes universitarios e investigadores se torna sumamente necesario contar tanto con información valedera como con la habilidad para saber analizarla y evaluarla. En este sentido, se halla el papel central del profesional de la información, asesorando y brindando orientación.
Tanto para la toma de decisiones como para la resolución de problemas, el correcto acceso a la información incide positivamente en la vida cotidiana de las personas, según expresa la autora.
Agrega que la “alfabetización informacional” suele aludir a la alfabetización literaria, a la bibliotecaria y a la informática. Describe las condiciones en que debe darse el acercamiento del usuario a la información a fin de facilitarlo, como también las características que debería reunir el profesional de la información.
La alfabetización informacional implica un aprendizaje integral, gradual y constante de estrategias de búsqueda, localización, análisis y difusión de la información para la generación de nuevo conocimiento.
La otra autora, que les proponemos compartir sus aportes es, Patricia Hernández Salazar, integrante del Centro Universitaria de Investigaciones de investigaciones Bibliotecológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Patricia Hernández Salazar nos plantea pensar en el desarrollo de programas de formación de usuarios cuyos puntos de partida sean, los estudios de usuarios.
La autora pretende establecer la relación que existe entre los estudios y la formación de usuarios. Lo hace a través del abordaje de tres temas:
Los estudios, su definición y objetivos.
La formación de usuarios
Ejemplos de aplicación de estudios de usuarios para diseñar experiencias de FU.

EL diseñar programas de formación, y realizar estudios de usuarios antes de tomar cualquier decisión acerca de los objetivos y contenidos que deberían contener. Permiten definir las características de las comunidades que utilizan (o eventualmente utilizarán) los recursos de información, entre estas características están, sus necesidades de información, las actividades que realiza para cubrir esas necesidades (comportamiento en la búsqueda y recuperación de información), si está satisfecho con los servicios ofrecidos y su percepción acerca de cierta biblioteca y/o de los profesionales de la información (actitud). Por lo que se convierten en la base para la planeación de cualquier actividad dentro de una unidad de información, desde el desarrollo de colecciones hasta la formación de usuarios.
Este objetivo nos ubica en el ciclo de producción de conocimiento, el cual va generando preguntas que el usuario se tiene que hacer y a los que nosotros los bibliotecólogos, daremos respuesta a partir de hacer estudios de usuarios, a saber:
Usuario Estudios
¿Qué necesito? Necesidades de información
¿Cómo obtengo lo que necesito? Comportamiento en la búsqueda de información
De la respuesta a las preguntas del usuario podremos derivar los objetivos específicos de los estudios de usuarios:
1. Determinar las necesidades de información. Entendiendo a una necesidad de información como una condición en la cual un sujeto requiere cierta información para lograr un propósito de uso genuino o verdadero. Tenemos que este tipo de estudios identifican básicamente las características de las fuentes primarias que requiere una comunidad de usuarios.
Entre los datos que se deben recabar están: objetivo de uso; disciplina; tema o especialidad; nivel de profundidad en el tema; tipo de fuente primaria (libro, artículo de publicación periódica, memorias, etc.); cobertura temporal; cobertura regional; soporte; actividad principal; y manejo del lenguaje; entre otros.
2. Identificar el comportamiento del usuario durante la búsqueda y la recuperación de información. El comportamiento en la búsqueda representa cualquier actividad o conjunto de actividades que realiza un sujeto para obtener la fuente que satisfaga una necesidad de información. De este tipo de estudio se derivan las necesidades de formación, las cuales proveen datos para elaborar programas de formación de usuarios. Algunas de las características que se incluyen son: disciplina; tema o especialidad; tipo de fuente secundaria; tipo de fuente terciaria; experiencia en el uso de fuentes primarias, secundarias y/o terciarias; conciencia de la diversidad de fuentes primarias, secundarias y/o terciarias y de los servicios de información; servicios utilizados; canales de comunicación (formales e informales); puntos de acceso; y tipo de búsqueda (personal o delegada).
3. Evaluar la satisfacción del usuario. Para medir la satisfacción es imprescindible haber realizado los estudios de necesidades de información y de comportamiento en la búsqueda. De tal manera que si hacemos una comparación entre las fuentes y servicios que ofrecemos y lo que requiere y hace el usuario,tendremos una primera evaluación de su satisfacción.
Estos estudios requieren captar información sobre:
Usuario Estudios
¿Qué recursos debo usar? Necesidades de información
¿Cómo debo usar los recursos? Comportamiento en la búsqueda de información
¿Obtuve la información que necesitaba?
(Rogers, 1994)
Satisfacción de usuario
¿Cómo me siento ante los bibliotecarios y las unidades de información?
Actitud
• Colecciones: oportunidad; relevancia; pertinencia; disponibilidad; y accesibilidad.
• Servicios: amabilidad; apoyo del bibliotecario; horario, oportunidad; y atención.
• Instalaciones: iluminación; ventilación; ruido; espacios; ubicación física; y señalización, entre otros.
• Equipo: apoyo del bibliotecario; actualidad; disponibilidad; y accesibilidad.
• Mobiliario: ergonomía; estado; y dimensiones.
4. Determinar la actitud del usuario hacia la unidad o especialista de la información.
Nuevamente empezamos por delimitar el concepto de actitud, y tenemos que: Es una forma característica del individuo de responder ante un objeto, [sujeto] o situación. Se basa en su experiencia y conduce a cierto comportamiento o a la expresión de ciertas opiniones (Disponible en www.monografías.com/rabajos16/ diccionario-comunicación/diccionario-comunicación.html Consulta: 23 enero 2007)
El servicio y el trato que les hemos dado a nuestras comunidades de usuarios crean su forma de respondernos. En la literatura sobre los estudios de usuarios, existen muy pocos que se han dedicado a este aspecto, sin embargo, se consideran de suma importancia para identificar todas sus características, lo que nos llevará a comprenderlos mejor.
Entre los datos que se deben tener claros están: manejo del lenguaje; atención (por parte del especialista); características del especialista de información (seguridad, amabilidad, y aspecto físico); empatía; y si le ofrece apoyo.
Los estudios de actitud tienen una relación estrecha con los de satisfacción, un usuario satisfecho tendrá una actitud positiva hacia la unidad, servicio o especialista de la información.
3. FORMACIÓN DE USUARIOS
Para poder identificar las posibles aplicaciones de los estudios de usuarios a la formación de usuarios, es menester establecer tanto su definición como el proceso para desarrollar experiencias de formación. La formación puede entenderse desde dos perspectivas, una que se circunscribe a un proceso bibliotecario y otra que la concibe como uno didáctico. La primera perspectiva nos define a la formación como un proceso de transmisión lineal de conocimientos, del bibliotecario al usuario, el especialista de información “enseña” al sujeto los conocimientos necesarios para utilizar tal o cual fuente o servicio de información, sin precisar si el sujeto lo requiere o no. Más aún, el bibliotecario enseña tal como a él lo aprendió durante su formación profesional, este tipo de formación responde a las necesidades de la biblioteca y el programa es diseñado directamente en la biblioteca.
Por otro lado, ver a la formación como un proceso didáctico, hace que sea uno en el que se diferencian perfectamente los fenómenos aprendizaje y enseñanza. El bibliotecólogo o especialista de información pretende que un usuario aprenda y no enseñarle, esta perspectiva considera las necesidades de los usuarios.
De acuerdo con esta perspectiva se requiere ubicar y seguir una tendencia pedagógica, y una de psicología del aprendizaje, para definir el proceso de formación. La elaboración del programa debería ser producto de un equipo de trabajo en el que se integren además de los bibliotecólogos, pedagogos, especialistas en comunicación, entre otros profesionistas.
3.1 DEFINICIÓN DE FORMACIÓN
De acuerdo con lo apuntado anteriormente, la idea de formación aquí expuesta deriva de la idea pedagógica que señala hacia la necesidad de los sujetos de cubrir carencias cognitivas para lograr un estado de equilibrio o felicidad. Una persona percibe una desestabilización en su estructura cognoscitiva a partir de una ruptura en su cadena de conocimientos, la cual se transforma en una carencia de conocimiento; para tratar de cubrirla busca los conocimientos pertinentes.
Esta búsqueda se transforma en aprendizajes, entra aquí la aportación de la teoría cognoscitiva del aprendizaje, que nos dice que el sujeto debe aprehender un nuevo conocimiento, acomodarlo y asimilarlo, de esta manera se logra la estabilización de su acervo de conocimientos, a la asimilación de un nuevo aprendizaje dentro de una estructura cognoscitiva previa se le denomina aprendizaje significativo.
La estabilización es meramente temporal ya que un sujeto se vive entre rupturas y reparaciones cognitivas.
De estas dos perspectivas, la formación a partir de una necesidad individual y la generación de aprendizajes significativos deriva la definición de formación de usuarios, y es:
[...] el proceso de intercambio de experiencias o saberes significativos sobre el uso de la información, con el fin de que la persona que la usa, de acuerdo con su proceso cognoscitivo, perciba la importancia de la información y adquiera formas de saber hacer o de resolver problemas relacionados con el acceso y uso de la información. (Hernández Salazar, 1998).
Esta definición apunta directamente a la necesidad de identificar las características de la persona que será formada, a partir de estas características es que se diseñará un programa de formación. Asimismo, señala que es un intercambio, éste se tendrá que dar entre la persona a ser formada y la que formará. Para lograr este intercambio se refuerza la idea que el formador tendrá que conocer al formante.
Pero ¿qué tiene que identificar? Y ¿cómo? Entra aquí la relación entre los estudios y la formación de usuarios. Para diseñar un programa de formación se Requie re determinar las características que se incluyen en los dos primeros tipos de estudios usuarios, los que cubren los objetivos de detectar las necesidades de información y los que identifican el comportamiento durante la búsqueda y la recuperación de las fuentes que cubren esas necesidades. Sin embargo, el que está más directamente relacionado es el segundo, pues a partir de establecer las actividades que realiza para obtener la información que necesita, sabremos qué está haciendo bien y qué le falta hacer, es decir, en qué requiere ser formado.
Las necesidades de información son importantes porque dependiendo de la fuente primaria que use (o no) se identifica la fuente secundaria a la que tendría que recurrir.
Una frase que ha tomado fuerza son los programas o experiencias sobre el desarrollo de habilidades informativas, de acuerdo con el referente teórico de formación de usuarios arriba anotado, estas habilidades pueden ser contenidos específicos dentro del gran proceso de formación. Cabe pues, delimitar someramente su definición, así como enumerarlas.
Las habilidades informativas son las destrezas que posibilitan a un individuo el manejo y uso eficiente de la información, se agrupan de acuerdo con las etapas para realizar una investigación, que son:
1. Definir su necesidad de información
• Plantear un problema o tema de interés.
• Formular una necesidad de información derivada de ese problema.
• Analizarla.
2. Recuperar información
• Diseñar estrategias de búsqueda.
• Identificar los recursos de información que correspondan a la búsqueda
planteada.
• Localizar físicamente los recursos.
3. Evaluar la información
• Examinar los recursos.
• Rechazar los que no incluyan información pertinente.
• Seleccionar el recurso más adecuado para cubrir su necesidad.
4. Organizar la información
• Registrarla.
• Almacenarla
5. Sintetizar la información
• Interpretarla.
• Analizarla.
6. Comunicar la información
• Presentar los resultados de todo el proceso.
• Desarrollar habilidades de escritura general.
• Escribir cualquier producto escolar.
• Preparar referencias bibliográficas*.
FUENTE:
· Revista General de Información y Documentación 113 2007, 17, núm. 2 103-121
· Patricia Hernández. La relación entre los estudios y la formación de usuarios de la información.