lunes, 22 de marzo de 2010

IMPORTANCIA DE UNA POLÍTICA NACIONAL DE INFORMACIÓN

Zaldívar Collazo, Modesto. Importancia de una política nacional de información. -- En: Ciencias de la Información, 1994.
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Modesto Zaldívar Collazo


Se analiza la necesidad de implantar una política nacional de información. Para ello se toman en cuenta algunos aspectos observados como tendencias de desarrollo en el mundo moderno, tales como: el paso de los países desarrollados, de un estadio Industrial a una sociedad de la Información; el impacto de la Información en el mundo moderno, como recurso decisivo para el desarrollo socioecon6rnlco; y, las experiencias de la UNESCO en casi treinta países, tanto desarrollados como en vías de desarrollo, en la formulación de políticas nacionales de información.


Introducción

Los sistemas de satélites en el mundo hacen irrelevantes ahora la distancia y el tiempo.
Nos enteramos y reaccionamos a las crisis, simultáneamente, cuando estas suceden.
Las redes de teléfonos, télex, radio y TV han incrementado exponencialmente la densidad de los contactos humanos. Más personas pueden estar en contacto con otras durante un solo día en el nuevo medio ambiente de las comunicaciones, que lo que hicieron todas las personas durante toda su vida en el siglo XIV. La convergencia de las telecomunicaciones y las tecnologías de computación permite distribuir información
automatizada a los límites de las redes de comunicación mundial. Hemos rebasado, con creces, el punto de tener la capacidad de transformar la mayor parte del conocimiento humano en forma electrónica para su acceso en cualquier punto de la superficie terrestre. (12, 1982, p. 201.)
Como son pocos los trabajadores de las naciones ricas que están dedicados a la producción física, la mayoría ha estado necesitada de producir ideas, patentes, fórmulas científicas, cuentas, planes de reorganización ficheros, dossieres, investigaciones de mercado, presentación de ventas, cartas, gráficos, aspectos legales, especificaciones de ingeniero, programas de computación y miles de otras formas de datos o salidas
simbólicas. Este incremento en actividades oficinescas, técnicas y administrativas, ha sido tan ampliamente divulgado en algunas naciones, que no se necesitan las estadísticas para demostrarlo. Realmente, algunos sociólogos se han basado en la abstracción creciente de la producción como evidencia de que la sociedad se ha movido dentro de un estadio posindustrial, (11, Toffler, 1980, p.186.)
Tanto Williams como Toffler describen a través de una serie de imágenes el paso a una nueva
era caracterizada por la reciente evolución de la sociedad de la información. Son imágenes que han sido ampliamente utilizadas como hechos que denotan una tendencia irrefrenable del desarrollo,
Se utilizaron como Introducción estos dos párrafos, precisamente, para llamar la atención sobre la situación actual de al menos una parte del mundo (los países desarrollados, fundamentalmente), acerca del advenimiento y el fortalecimiento de un denominado sector "cuaternario" de la economía (el sector dedicado a la explotación de la información y el conocimiento) caracterizado por la convergencia de tres sucesos: la economía de la información, la tecnología de la información y el trabajo de la información, cuya interacción está conduciendo a algunos países a profundos cambios socioeconómicos.
En los países altamente industrializados (Estados Unidos, Japón y algunos países de Europa Occidental) el mercado de los servicios de información electrónica muestra el ritmo de crecimiento más alto para todos los sectores en sus economías nacionales, (10, 1990, p. 6)
La firma estadounidense de Investigación de mercado Frost & Sullivan estima que el ritmo de crecimiento anual de los Servicios de Redes de Valor Agregado crecer en un 40% de 1986 a 1 991. Estos servicios, denominados también Servicios de Valor Agregado, incluyen servicios de información online, tráfico e intercambio de productos, transferencias de fondos electrónicos, intercambio electrónico de datos, transacciones de actualización de inventarios mayorista-minorista, y otras actividades de punto de venta, máquinas pagadoras automáticas, verificación de tarjetas de crédito, sistemas de reservación en líneas aéreas, y varios servicios de orientación de mercado... (ibidem.)
Por otra parte, si hacemos un examen de tendencia de la sociedad norteamericana, tomando como base su fuerza laboral por sectores de la economía, nos percataremos hacia donde apunta ese desarrollo.

La sociedad norteamericana, según algunos sociólogos, al igual que otras pertenecientes a los países desarrollados, se están moviendo dentro de un estadio posindustrial hacia una llamada sociedad de la información, surgida en la década de los años 50 y definitivamente afianzada en nuestros días. Acorde con esto, el trabajo comenzó a cambiar en las últimas cuatro décadas, pasando de la manipulación de materiales, a la manipulación de información.
Muchos sociólogos asocian esta variación en el contenido del trabajo al impacto de las tecnologías de la computación en la sociedad. El alto porcentaje de personas dedicadas al trabajo en el sector de la información es una prueba elocuente de ello. En la tipología de ocupaciones de este sector, se incluyen trabajadores científicos y técnicos; proveedores privados de servicios de información; educadores, diseminadores públicos de información (bibliotecólogos, archivistas, custodios de colecciones y asistentes bibliotecarios); trabajadores de la comunicación, recolectores de información; especialistas de coordinación y búsqueda; trabajadores de planificación y control; procesadores electrónicos y no electrónicos de información; operadores de máquinas electrónicas y no electrónicas; y, trabajadores de la telecomunicación.
Estimaciones realizadas acerca del número de microcomputadoras en los Estados Unidos, situaban en 26 millones el número de éstas en 1990.
Asimismo la sociedad norteamericana se caracteriza por la existencia de un denso entramado de redes de información públicas y privadas que se enlazan tanto dentro como fuera del país, utilizando para ello las posibilidades derivadas de las nuevas tecnologías en las telecomunicaciones y la informática.
Al margen de las cifras expuestas que dan una medida de la tendencia imperante en los Estados Unidos, la realidad es que la mayoría de los países, tanto desarrollados como no desarrollados, han comprendido que la imposibilidad de ser autosuficientes en cuanto a información se refiere, se suple con la posibilidad real de accesar desde cualquier lugar, contando a veces sólo con computadoras modestas, a enormes bancos de datos e información en cualquier parte del mundo, de una forma rápida y relativamente barata. Estas facilidades le confieren, a los usuarios de estas redes, la posibilidad de disponer de una cantidad de información realmente impresionante que le permite hacer estudios comparativos, de tendencias, de mercado, de precios y un largo etcétera, que le proporciona elementos para una toma de decisiones rápida y eficaz.

El valor de la Información

El uso de la información, la informática y las telecomunicaciones, y la confluencia de estas tres vertientes, está siendo objeto de una atención preferencial por una gran cantidad de países, tanto desarrollados, como en vías de desarrollo. Y lo más importante, a mi juicio, es que hay un consenso, generalizado sobre su impacto en el desarrollo socioeconómico de un país, al margen de la existencia oficial de políticas nacionales de información en sus respectivos países.
Estamos viviendo una época en la cual la información ha pasado de ser un simple elemento de interés a constituir un recurso con marcado valor económico. La información se ha convertido en una mercancía para negociar en un mercado dominado por las leyes de la oferta y la demanda.
Tan así es, que los gobiernos y las instituciones privadas, especialmente en los países industrializados, están
formulando activamente políticas y estrategias para lograr acceso a las fuentes de información y para extraer el máximo posible de ganancias de cualquier información que posean. Estas políticas rigen, por un lado, el establecimiento y mejora de los propios sistemas de información, y, por otro, las aplicaciones operativas de tales sistemas (por ejemplo, el mercadeo de la información, manejo de sus recursos, (el acceso a la información, su protección, el comercio en la información, flujo internacional de datos, etc.). (5, 1990, p. 6.)
En esta situación tiene mucho que ver el vertiginoso desarrollo de una llamada industria de la
información, capaz de movilizar recursos financieros en el orden de los miles de millones de dólares
y donde intervienen un número creciente de productores o generadores de información electrónica, procesadores, distribuidores, intermediarios y transportistas, entre otros.
De acuerdo con una investigación hecha por la firma Scientific Consulting Dr. Schulte-Hillen,
de Colonia, las ventas mundiales de servicios de información online (incluyendo los servicios de
videotex) han crecido de cerca de 3,4 billones de dólares en 1985 a 8 billones de dólares en 1989,
lo que da un promedio anual de crecimiento de cerca del 24%. (10, 1990, p. 6.)
Esto trae aparejado consigo un sinnúmero de implicaciones sociales, legales, económicas y financieras que preocupara cada vez más a los gobiernos de un gran número de países, tanto desarrollados como en vías de desarrollo.
Las nuevas tecnologías de comunicación y el desarrollo espectacular de medios computadorizados potentes, capaces de procesar y almacenar enormes cantidades de información, ha dado lugar a la multiplicación de los contactos interpersonales e interinstitucionales, a la interdependencia de toda una serie de servicios, hasta hace pocos años autónomos.
Paralelamente, el mismo desarrollo de estas tecnologías, por un lado, ha abaratado los costos de producción y ha incrementado la potencia de estos equipos, y, por otro, han reducido considerablemente los precios de los servicios de información que se prestan con los mismos, siendo cada vez más accesibles para mayores capas de la población.
En un mundo caracterizado por una generación exponencial de la información, fenómeno denominado como "'explosión de la información", propiciada en buena medida por la convivencia en nuestros días de un alto número de científicos, ingenieros, tecnólogos, etc., que se ven obligados a generar información si quieren ser bien considerados y ganar renombre en su especialidad, el poseer información precisa y en tiempo, es un elemento de importancia vital para el desarrollo, por la incidencia que tiene la misma en la torna de decisiones, por lo que cada estado está buscando ahora desarrollar recursos, sistemas de información que respondan mejor a sus propias aspiraciones nacionales, y que le hagan más competitivo en el mercado mundial de la información y menos dependientes de los servicios de otros países. (4, 1990, 7.)
Según V. M. Rodríguez Hermes de Araujo (8), la división en países ricos en lnformación y países pobres en información, los primeros ostentando el poder, tanto de la tecnología como de la propias generación de información, le ofrece una connotación política al valor de la misma.
Para los países en vías de desarrollo -"pobres en información"- , reviste extraordinaria importancia el fortalecimiento de sus infraestructuras de información y la tenencia de recursos humanos especializados, para utilizar la información generada por otros países ricos en información y, fundamentalmente, por ellos mismos en función del desarrollo socioeconómico.
En nuestros países, el papel a desempeñar por la información especializada se torna, por tanto, en un elemento importantísimo para asegurar el desarrollo socioeconómico y la correcta toma de decisiones económicas y políticas. Este desarrollo se fundamentará en las posibilidades que se tenga para tener acceso y hacer uso apropiado de una cantidad de información generada por miles de científicos, ingenieros, tecnólogos, etc. y no estar circunscrito, solamente, a poseer un potencial de investigación desarrollado, oneroso para economías que no poseen las finanzas suficientes para hacer frente a estos costos, y sí de la capacidad de utilizar los resultados de investigaciones propias y de adaptar tecnologías extranjeras apropiadas en aplicaciones de carácter local.

Necesidad de una política nacional de Información

Se requiere una política nacional para asegurar la ejecución y funcionamiento armoniosos de los recursos, servicios y sistemas de información, por ejemplo, el acceso puntual a la información pertinente a las diversas necesidades de los diversos usuarios de toda sociedad, la coordinación y compatibilidad del sistema global de información, la mejora de la complementariedad y la compatibilidad entre las diversas legislaciones relativas al suministro de información, una mejor reacción a las aplicaciones de los nuevos progresos en el campo de la información y una participación más efectiva en los sistemas y redes de información regionales y nacionales de información. (5, 1990, p. 1 l.)
Realmente, constituye un reto para los países en vías de desarrollo formular políticas nacionales de información en donde prevalezca el enfoque de integración nacional, regional o internacional, como una forma de complementar nuestros deficientes servicios de iritormación y la carencia de una infraestructura informativa adecuada. A esta conclusión han llegado diferentes organismos y organizaciones internacionales como la UNESCO, los cuales le asignan a la información un valor realmente inestimable para potenciar el desarrollo socioeconómico de los países menos desarrollados. Sin embargo, resulta paradójico comprobar que los más necesitados, por regla general, somos los últimos en coordinar recursos, debido a múltiples condiciones el subdesarrollo impone: carencia de recursos financieros, ausencia de una infraestructura de información adecuada, etc.
Las realidades impuestas a los países menos desarrollados por los países ricos siempre las debemos tener presentes para tomar una decisión sobre la formulación de una política nacional de información. Las secuelas dejadas por el intercambio desigual en el comercio mundial, la deuda externa y el proteccionismo, entre otras prácticas, han constreñido nuestras economías tercermundistas comprometiendo el desarrollo socioeconómico. Las economías basadas en la exportación de materias primas, están sufriendo considerablemente los embates de una nueva situación económica internacional caracterizada por el predominio de un intercambio de productos y servicios a los que constantemente se le deben agregar nuevos valores que lo hagan competitivos en el mercado internacional. Este es un gran reto que debemos enfrentar las economías de los países del Tercer Mundo, para lo cual todavía no estamos suficientemente preparados.
En esta situación, la información debe cumplir un papel muy importante en la potenciación de los bienes y servicios que intercambiemos con otros países. De ahí la importancia de aplicar políticas de información que aseguren el acceso oportuno a la información a aquellos usuarios que las requieran. La información se vincula cada vez más a las tomas de decisiones efectivas, y esto, en la investigación, la producción y el intercambio comercial juega un papel decisivo.
Un riesgo que corremos los países en vías de desarrollo es que muchas de las redes de comunicación e información en el mundo pertenecen o están controladas por los países desarrollados, los cuales imponen en el mercado sus condiciones, creando dependencia.
Es por ello que en el marco de la cooperación Sur - Sur, se establece como una premisa insoslayable para la integración económica, la conformación de redes de información y comunicación pertenecientes a esta zona geográfica que ayude a evitar la dependencia de otras similares del Norte, utilizando para ello las posibilidades que nos ofrecen las tecnologías modernas de comunicación e informática, incluyendo la comunicación vía satélite.
El camino que le queda a los países en vías de desarrollo, precisamente, es la coordinación de sus recursos y servicios informativos en función de cubrir una brecha en el desarrollo social y económico que se hace cada vez más profunda con respecto a los países desarrollados.


Experiencias de la UNESCO en la formulación de políticas de Información

El concepto de la formulación de políticas nacionales de información de la UNESCO y de su Programa General de Información (PGI) se fundamenta en la creencia de que 1as políticas nacionales de información sirven no solamente para desarrollar sistemas y servicios eficientes de información, sino que también ayudan a establecer una mejor coordinación de las actividades de cooperación internacional e intercambio de recursos de información. En resumen, una política nacional de información contribuye a mejorar la organización y manejo de los recursos de información, sin lo cual se reducen significativamente su accesibilidad y utilidad. (4, 1990, p.7)
Por lo tanto, el enfoque que recomendamos en el PGI propone:

· en primer lugar, la recolección y el mantenimiento de datos, lo más exactos y amplios que sea posible, sobre las actividades de información en el país, incluyendo aquellos existentes sobre las políticas relacionadas con la información;
· en segundo lugar, el diseño de un plan de acción para el desarrollo coordinado de las actividades de información;
· finalmente, la incorporación plena de este plan en el plan nacional de desarrollo. (4, 1990, p.7.)

Estudios realizados por la UNESCO han demostrado que es posible potenciar el desarrollo socioeconómico de un país a través de la adaptación de tecnologías obtenidas en el exterior, y la aplicación de información localmente disponible, con las cuales estos países han resuelto la mayoría de sus problemas.
La UNESCO recomienda la celebración de seminarios nacionales sobre política nacional de información con la finalidad de lograr dos importantes objetivos:

· Identificar los principales temas en materia de política de información, y formularlos de manera sistemática, indicando cuáles pasos concretos deben darse para su solución;
· Establecer un mecanismo de seguimiento de estas iniciativas políticas hasta lograr su endoso y aceptación como políticas gubernamentales, mecanismo que controlar su aplicación en el plan nacional de desarrollo, (4, 1990, p. 7.)

La UNESCO ha trabajado sobre la base de lineamientos formulados como resultado de un simposio internacional sobre el tema que se realizó en 1985. Desde 1985 hasta 1990 se trabajó con estos lineamientos en unos 30 países (5 de éstos de América Latina). La experiencia se recogió en un manual dirigido principalmente a los países en vías de desarrollo, el cual ofrece una metodología precisa (de carácter recomendatorio) que indica, paso por paso, la formulación, implantación y operación de las políticas nacionales de información.
Nuestra aplicación de esta metodología ha tenido resultados exitosos, que han llevado a la emisión de decretos gubernamentales, leyes, reglamentos, etc. Hemos encontrado, asimismo, algunos problemas y aprendido varias lecciones:

1) Primeramente, parecería que --aunque los objetivos precisos de las políticas de Información pueden variar de un lugar a otro-- la meta final sigue siendo más o menos igual en todos los países: dotarse de recursos, servicios y sistemas de Información que sean confiables, de fácil acceso y uso, y que sirvan para el desarrollo nacional;
2) En segundo lugar, los objetivos principales para formular e implantar una política nacional en un país en desarrollo son:
a) proporcionar una base legal para desarrollar las actividades de información dentro del país, complementándola con un plan de acción;
b) proporcionar un marco global dentro del cual se asignen las responsabilidades de las varias instituciones nacionales;
c) proporcionar una base nacional para el desarrollo de la cooperación regional e internacional;
d) obtener el apoyo financiero del gobierno para desarrollar las actividades de Información.
3) En tercer lugar, no todos los países están igualmente listos para la formulación de este tipo de políticas. Las razones pueden ser:
· educativas (algunos sistemas educativos están orientados más hacia la información que otros);
· económicas (diferentes tipos de economía; falta de recursos o de infraestructura);
· políticas (existencia de otras prioridades);
· administrativas (falta de un organismo líder);
· profesionales (falta de coincidencia de intereses).

Como resultado, la estrategia escogida variará de un país a otro.

4) En cuarto lugar, la falta de datos sobre la situación actual respecto de los recursos y servicios de información, y las políticas respectivas, es un problema común a todos los países. Existe una necesidad urgente de recopilar tales datos y estadísticas.
5) El concepto de una política nacional de información se entiende de modo distinto en diferentes países:
a) para algunos, es una sola política nacional;
b) para otros, es un grupo de políticas relacionadas directamente con las actividades de información y también con las de telecomunicación, informática, bibliotecas y archivos;
c) y para otros más, es una política sectorial, la que cubre solamente, por ejemplo, la información en ciencia y tecnología.

También difieren los temas que conforman la política nacional de información:

a) algunos hacen énfasis sobre el desarrollo de las infraestructuras física y humana;
b) otros dan mayor atención a los aspectos políticos --libre flujo de información, privacidad de la información—
c) otros prefieren subrayar los aspectos económicos --mercadeo de la información, flujo internacional de datos.

La integración de todos estos aspectos probablemente constituirá la política más amplia. (4, 1990, pp. 7-8.)


Consideraciones finales

Iraset Páez Urdaneta (7) plantea que es necesario que los componentes esenciales de la infraestructura nacional de la información, a saber: el gobierno, las asociaciones profesionales, los trabajadores de la información, los servicios, la industria de la información y los usuarios de la información, primero, definan los problemas para, posteriormente, encuentren soluciones efectivas con vistas a transformar el sector de la información. Algunos de estos problemas son identificables en nuestros países y deben ser objeto de consideración en la formulación de la política nacional de información.
La Política Nacional de Información deber contemplar, entre otras, una serie de tareas, tales
como:
1) Fomentar un buen nivel de concientización en cuanto a la utilidad y el valor de la información en los sectores gubernamental, público e industrial.
2) Fortalecer el papel que desempeñan las organizaciones profesionales como aglutinadoras de los profesionales y técnicos dedicados al sector de la información y como promotoras del desarrollo profesional.
3) Incrementar la preparación y superación profesional de los recursos humanos, asociados al desarrollo de una infraestructura de información, fundamentalmente, en lo concerniente a la preparación de profesionales capaces de ejecutar la gestión de información en los organismos y organizaciones, para crear recursos informacionales de mayor nivel que lo acostumbrado, para mercadearlos, etc.
4) Mejorar la calidad y cantidad de nuestros servicios de información, introduciendo en la práctica una serie de servicios que, hasta el momento, o bien no se prestan o se prestan en poca proporción: servicios de información online, intercambio electrónico de datos, servicios de análisis de información, etc.
5) Reorientar al sector de la información especializada hacia el apoyo, mediante servicios de información eficientes, de la gestión empresarial, --tanto en la producción de bienes como en la prestación de servicios--, gubernamental, etc.
6) Crear o fortalecer redes de información que funcionen bajo bases cooperativas y cuenten con los medios tecnológicos necesarios para una efectiva prestación de servicios.
7) Fomentar la política de Integración a redes de información pertenecientes a nuestro ámbito geográfico.
8) Crear las bases para desarrollar una industria de la información que responda a nuestros intereses de desarrollo.
9) Aplicar programas de educación de usuarios en estrecha coordinación con los organismos encargados de la esfera educacional, con el objetivo de crear hábitos y habilidades en nuestros usuarios desde la m s temprana edad.

Estas son algunas de las tareas que es preciso acometer. De la realización exitosa de las mismas y de otras más, depender en cierta medida el desarrollo de nuestros países. Pensemos detenidamente en ello.

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